sábado, 27 de octubre de 2007

Comentarios a los capítulos 1 y 5 de Revisión de políticas nacionales de educación (OCDE, 2004).

En el capítulo 1 el autor realiza una revisión de lo que es el sistema educacional chileno en la década de los 90, identificando su estructura organizacional, políticas y resultados al respecto.

Con respecto a la obligatoriedad de la educación media desde el año 2004, se puede establecer que no obstante esta medida conduce a una mayor y mejor preparación de los jóvenes chilenos para enfrentar los diferentes desafíos en la vida, el Estado de Chile no garantiza todas las condiciones materiales para que todos los estudiantes puedan cumplir con tal obligación.

Las principales causas estructurales de la crisis del sistema educacional chileno corresponden a las derivadas de la reforma descentralizadora y privatizadora de 1981, en plena dictadura militar. En este sentido, la municipalización de la educación escolar pública y la creación de instituciones educacionales con subvención estatal provocó importantes desigualdades en el acceso a educación de calidad, siendo el factor monetario un condicionante directo en tal situación, pues las mayorías de escasos recursos económicos deben resignarse a recibir una formación de bajo nivel en la gran mayoría de los casos.

Con respecto al gasto publico entregado a educación por parte del Estado chileno, es necesario en primer lugar reconocer el importante aumento que este ha sufrido desde 1990, llegando al año 2001 a un 4.4% del PIB. Sin embargo, aún estamos lejos de un nivel de financiamiento estatal significativo, que hable de un país en que la educación es un tema prioritario; como el caso de Cuba, en donde el estado invierte un 11% de su PIB en educación.

Actualmente, la estructura legal que rige a la educación superior deriva de una serie de decretos promulgados durante los años 80 y una LOCE, aprobada un día antes del “termino” de la dictadura militar. De acuerdo a esto, la educación en Chile se ha transformado en un producto más de consumo, cuya oferta y demanda obviamente se transan en el mercado, lo que ha provocado situaciones tales como la apertura de carreras que la economía chilena no necesita, y junto con ello la inexistencia de campo laboral en muchas disciplinas.

El aumento en la cobertura entre los jóvenes pertenecientes a grupos de ingreso medio y bajos no ha ido de la mano en la mayoría de los casos de un mejoramiento en la calidad de la educación.

Si bien es cierto que el Estado chileno a partir de la década de los 90 destinó mayor financiamiento a la educación superior, lo hizo bajo la lógica de una educación mercado, en donde este solo asume un rol de subsidiario, que dista bastante del rol “promotor” que le asigna el autor de este capitulo.

Junto a lo anterior, y tal como señala el autor, el gobierno de la transición decidió no revertir el proceso de municipalización ni cambiar el modelo y mecanismos de financiamiento establecidos en 1981, con lo cual ha mantenido unas estructuras que provocan grandes desigualdades en el acceso a educación de buena calidad para todos los niños y jóvenes chilenos, limitándose a generar políticas y estrategias que no logran terminar con la considerable brecha existente entre establecimientos para estudiantes provenientes de familias con alto poder adquisitivo y otros para aquellas con escasos recursos económicos para financiar la educación de sus hijos.

La Reforma curricular, como esfuerzo por “ajustar los contenidos y objetivos de los programas de estudio para enfrentar las necesidades de la sociedad y el conocimiento cambiantes”, se constituye en un elemento mas que nos indica cómo el sistema educacional chileno se adecua y esta en función de los requerimientos del modelo neoliberal.

Por otro lado, la Jornada Escolar Completa (JEC) no ha logrado resolver el tema de la calidad y la equidad en la educación chilena, significando, sobre todo para los estudiantes, “más de lo mismo”, es decir, en la mayoría de los casos esta no ha cumplido con su objetivo inicial de alcanzar una formación íntegra de los niños y jóvenes chilenos.

Finalmente, y de acuerdo a lo que señala el autor, podemos ver que se han producido avances importantes en temas de acceso y cobertura, disminución de la deserción, mejoramiento de las condiciones materiales, asistencia social, cambios en las prácticas docentes, entre otros logros. Sin embargo, el principal desafío que queda es avanzar en un mejoramiento sustancial de la calidad de la educación, sobre todo pública, y en este sentido el Estado debe asumir un rol y participación mucho mayor a como lo ha estado haciendo en las últimas décadas.


En el capitulo 5 de Revisión de políticas nacionales de educación, el autor nos entrega un análisis sobre la educación media en Chile, dando especial énfasis a la de tipo técnico-profesional.


Tal como señala el autor, la distribución de estudiantes entre el sistema académico y el técnico-profesional se manifestó en poca representación de los pobres en la modalidad general y sobre representación en la modalidad técnico-profesional. Esta situación se debe principalmente a que los estudiantes pertenecientes a los quintiles de menores ingresos de la población ven en la educación técnico-profesional una oportunidad de conseguir un mejor nivel de vida al corto palazo y a un bajo costo. Sin embargo, la realidad vivida por los jóvenes que egresan de este tipo de formación en la mayoría de los casos, o no se encuentran trabajando en lo que efectivamente estudiaron, o bien están sin empleo.

Las reformas de los años 90 entorno a los establecimientos secundarios, si bien, como señala el autor, permitieron que los establecimientos de enseñanza media aumentaran sus matriculas y redujeran las tasas de repetición y deserción, aun no terminan con la clasificación que se produce entre escuelas para diferentes sectores socio-económicos.

En cuanto a la educación media técnico-profesional, los cambios implementados al respecto han estado dirigidos a mejorar la capacidad y productividad de la industria chilena y para elevar la calidad e la educación. Sin embargo, lo que el sistema termina produciendo es mano de obra barata con un cierto grado de especialización.

Junto a lo anterior, podemos señalar otra vez más cómo el neoliberalismo ha penetrado en la educación chilena, al apoyar el Banco Mundial una iniciativa para mejorar las destrezas de la fuerza laboral chilena a través del programa de educación y capacitación Chile Califica, que tiene como objetivo la fundación de un sistema de aprendizaje y capacitación sistemático permanente con la participación del sector privado.

Un avance importante en la transformación de la educación media técnico-`profesional lo constituye el hecho de que los establecimientos de este tipo tienen la posibilidad de diseñar sus propios currículos, adaptados a las necesidades de destrezas ocupacionales a nivel local. Además, y tal como señala el autor, el sistema de educación vocacional no tendría que crear barreras a los estudiantes para el acceso a la universidad. Sin embargo, en este último punto, la realidad nos indica que los estudiantes de tales establecimientos presentan grandes dificultades a la hora de ingresar a la educación universitaria.

Otro aspecto que es necesario reconocer a las reformas, es el hecho de que estas consiguieron una reducción sustancial en el número de ocupaciones, de unas 400 a 46, entregando una oferta mas ajustada a la realidad económica nacional.

Un aspecto importante que influye en la calidad de la educación entregada por los establecimientos técnico-profesionales es el poder contar con los espacios físicos y el equipamiento necesario para alcanzar una formación optima.

La reforma aplicada a los establecimientos técnico-profesionales debe seguir considerando la relevancia de la formación que entregan, un mejoramiento de la calidad y una medición acabada del desempeño de los estudiantes egresados.

Finalmente, en cuanto a la educación técnica superior, se hace necesaria la existencia de una institución de educación superior que forme en docencia a quienes en los liceos técnico-profesionales deben entregar conocimientos a los estudiantes.